sábado, 23 de diciembre de 2023

Odiosas las gentes

 ¿Qué se le viene a la cabeza a usted, querido lector, si le menciono la palabra «miedo»? ¿Pensará usted en aquello que le asusta superficialmente? 


Todos tenemos miedo a algo, quizá usted tenga miedo a las arañas, a las serpientes o qué sé yo… Mas, no es este del miedo del que yo le hablo. Leí recientemente, no sé dónde, una frase similar a la siguiente: "haga usted decisiones que reflejen sus esperanzas, no sus miedos" - ¡cuánta razón! Para esclarecer un pelín más la definición de este miedo, le pondré un ejemplo con base en mi experiencia. En los últimos años, he tenido miedo, miedo a hacer infinidad de cosas, miedo a compartir lo que escribía, a mostrarme tal y como soy o al típico "qué pensarán". No fue hasta hace poco que comencé a hacer cosas que realmente me gustaban; escribir poesía, materializar mis ideas o inclusive compartir mis grisáceas perspectivas de la vida en sí. 

Siempre hay algo cuyo único propósito sea rezagarnos, mas, algunos tratamos de romantizar las pequeñas migajas de felicidad que residen en nuestro charco de armoniosa monotonía. Les animo a que hagan algo similar, aunque con un tono más jovial.








Schmutz.

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